MAÑANA ARRANCA LA TEMPORADA 2011-12 DE LA NBA

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Como en el más típico de los anuncios, la mejor liga del mundo regresa por Navidad. Y gracias. La NBA comienza después de cinco meses de cierre patronal, de idas, venidas, rupturas casi definitivas y reuniones secretas durante unas conversaciones en las que jugadores y franquicias estaban condenados a entenderse, de los cruces de declaraciones, acusaciones e incluso insultos entre unos y otros. El acuerdo alcanzado para pactar un convenio que dejara mínimamente satisfechos a las dos partes y permitiera a los propietarios un margen más amplio para cortar la sangría de millones en la que se habían convertido sus equipos ha puesto fin a la incertidumbre y ha dejado paso al juego. Ahora queda en manos de los jugadores dar lustre en apenas cuatro meses a una competición manchada por el lodazal que ha dejado sobre el parqué tanto tiempo de ‘lockout’.
Por fin, el baile de nombres y equipos inundan las noticias sobre la competición. Si el parón por el cierre patronal ya era perjudicial para el buen nombre de la NBA, las restrictivas normas en las que se mueve en materia de fichajes, que evita cualquier relación entre jugadores, técnicos, equipos y representantes y que ha llevado a situaciones tan surrealistas como tener que pedir permiso a los dirigentes para poder acudir a una boda sin incumplir la normativa, no han ayudado en nada a salvaguardar su prestigio.

Éxodo a Europa

Sin embargo, de lo malo siempre acaban surgiendo cosas buenas. Mientras David Stern, el eterno comisionado de la liga, el sindicato encabezado por el base de los Lakers Derek Fisher y los dueños de las franquicias peleaban, el miedo de muchos a la cancelación de la temporada provocó un éxodo de jugadores a Europa que ha tenido tan buen resultado que ha funcionado como la mejor campaña publicitaria. Stern puede estar contento.
A falta de las cada vez más habituales minigiras de las franquicias estadounidenses por el Viejo Continente, la NBA ha contado con algunos embajadores que han aumentado el prestigio de la liga en el resto del mundo. Las excelentes prestaciones de los jugadores que decidieron regresar a casa y firmar con equipos europeos para no ver pasar la temporada desde el sillón de su salón ha funcionado como llamada de atención para los aficionados que habían perdido la estela de la competición profesional americana, hastiados de años de mucho espectáculo y poco baloncesto.
Así, Rudy Fernández y Serge Ibaka dieron durante su estancia en la ACB una dimensión al Real Madrid con la que no había contado en los últimos años. En Francia, Nicolas Batum, Tony Parker o Ronny Turiaf tiraron de amor por el Nancy, el primero, y el ASVEL, los otros dos, y sus compatriotas pudieron disfrutar de unos atletas a los que apenas han podido ver por la televisión durante los últimos años. Andrei Kirilenko, que lesionado hasta enero se debate entre la oferta de los Nets del magnate ruso Mikhail Prokhorov o seguir en el CSKA de Moscú, ha deslumbrado en la Euroliga con actuaciones de máxima calidad y mínimo egoísmo.
Las escasas estrellas estadounidenses que decidieron dar un salto provisional a otras ligas también han tenido algunas actuaciones excepcionales que les han valido para aumentar su número de seguidores. El ejemplo más claro ha sido el del base Deron Williams. En apenas quince participaciones con el Besiktas le ha dado tiempo de anotar 50 puntos en un partido y de que el equipo turco retire su camiseta con el número 8.
Ahora, todos vuelven al redil. Todos salvo los que decidieron apostar por la emergente liga china, que impide salir a cualquier miembro de los equipos que participan hasta que no acabe la temporada.

Calendario infernal

Y la NBA vuelve con más incertidumbre que nunca. La frenética montaña rusa de traspasos, que incluyen múltiples salidas y entradas de jugadores en apenas unos días, y que ha afectado incluso al asentado Pau Gasol, va a marcar el devenir de muchos equipos en una campaña ya marcada por un calendario infernal que, pese al recorte del número de partidos, obliga a disputar 66 choques en apenas 120 días. En un año olímpico, no hay que olvidar a las selecciones que participarán en los Juegos de Londres –España y Estados Unidos entre ellas– y que cruzan los dedos para que la acumulación de minutos y las posibles lesiones de sus principales jugadores no afecten a sus posibilidades en la cita más importante.
El abanico de candidatos se ha abierto tanto que incluye a franquicias desterradas antes de cualquier lista de favoritos. Como los Clippers que, con el fichaje del deseado Chris Paul y la aportación del veterano Billups y de la estrella emergente Blake Griffin, ha logrado montar una estructura que puede dar grandes resultados al hermano pobre de Los Ángeles si resuelve su problema de escasez en el banquillo.
Los convulsos Lakers y los veteranos Celtics pierden comba frente al ‘big three’ de Miami, los atractivos Bulls de Rose, o los atléticos Thunders de Durant. Los campeones Mavericks han sufrido un proceso de descomposición que hacen pensar que Nowitzki y compañía tendrán muy difícil renovar el sorprendente anillo obtenido la pasada temporada.
Abc.es

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